C.S.# 25
Jonás no habla con nadie del pasado.
No sabemos si tuvo hijos, mujeres,
negocios, propiedades. Parece como si
se le hubiera tragado la lengua una ballena.
C.S.# 60
Mariano tiene labia y un pasado enigmático.
Cuenta cosas absurdas de la guerra y de dios.
No sabemos si son o no verdad:
cosas veredes, Sancho.
C.S.# 69
Olga quiere teñir su vestido de lila.
Tiene las manos limpias de las violinistas,
pero una cosa negra en el fondo de los ojos,
y eso no hay quien lo tiña.
C.S.# 78
Marcelino y Dominga fueron un tiempo amantes.
Ahora andan peleados, y hablan mal uno de otro,
y se lanzan palabras a falta de cuchillos.
Tal vez acaben juntos. Son cosas que suceden.
C.S.# 88
Arturo huele a humo. Se pasa las mañanas
recogiendo colillas que fuma con fruición.
Tiene la voz oscura
y el corazón y el índice amarillos.
C.S.# 90
Calixto es medio bobo. Camina tambaleándose
y se come los brotes tiernos de las acacias.
Enseña unas encías enfermas al reírse.
Destila ese cariño sereno de los bobos.
C.S.# 105
Catón no sabe quién era Catón;
lo ignoraban sus padres, y también sus abuelos.
Al margen de eso, sabe casi todo:
las estrellas, las nubes, los pájaros, los árboles.
C.S.# 110
Tobías es un hombre extraño, extraño, extraño.
Cultivó perejil toda la vida.
C.S.# 117
Dionisio tuvo cáncer. Se le quedó la cara
con más hueso que carne y más cuenca que ojo.
Aún así, se reía como un niño tres horas
después de que el colegio cierre por vacaciones.
C.S.# 120
Lucas canta boleros, y los baila
como si fuera un ser creado para ello.
Sin embargo, nació en Torrelodones
y se ganó la vida lañando cacerolas.
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